Silla Maye, diseño nacional



Silla Maye, diseño nacional

La imagen del diseño colombiano de sillas suele evocar un objeto humilde pero omnipresente: la silla plástica monobloc, conocida popularmente como la “silla Rimax” en Colombia. No es un mueble de alto turmequé ni un despliegue de lujo; al contrario, es sinónimo de democratización del diseño, un asiento simple, asequible y ubicuo. De hecho, se ha llegado a decir que quizá sea “el objeto más perfectamente diseñado del mundo” bajo la lógica de la productividad y la eficiencia[1]. No en vano, no existe otra silla que se repita de manera tan idéntica en tantos rincones del planeta, convertida en símbolo universal de lo funcional y lo cotidiano.[2]

La monobloc nos enseñó el poder de un buen diseño masivo y funcional, pero el mobiliario colombiano no se detiene allí. En la búsqueda de una identidad de diseño nacional, surge la Silla Maye como un nuevo referente: una pieza contemporánea que retoma ese espíritu de funcionalidad omnipresente y lo eleva con estética e identidad local. Esta creación reciente demuestra que es posible concebir un mueble capaz de estar en todas partes y a la vez representar la riqueza artesanal y cultural de Colombia.

Rescate de la tradición local

Inspirada en las coloridas sillas tejidas que pueblan los patios y terrazas del Caribe colombiano, la Silla Maye representa un rescate de esa tradición en clave contemporánea. Tucurinca, la marca creadora, se ha dedicado a “desenterrar la silla tejida de una esquina polvorienta de la memoria para modernizarla y sacarla al mundo” , reviviendo técnicas artesanales olvidadas y adaptándolas a diseños actuales. Este modelo en particular fusiona la herencia tropical con líneas modernas: su armazón metálico sencillo recuerda formas clásicas, mientras el tejido artesanal de cuerda aporta textura, frescura y calidez .

La estética de la Silla Maye equilibra lo familiar con lo innovador. A primera vista, su perfil es reconocible y funcional, sin excesos ni ornamentos superfluos –una cualidad que comparte con la humilde Rimax–. Pero al acercarse, se descubre la riqueza de sus detalles hechos a mano: un minucioso tejido en el asiento y el espaldar que no solo la embellece, sino que además brinda comodidad ergonómica. Cada fibra entrelazada en su estructura habla del saber hacer de artesanos locales, convirtiendo a la Maye en una pieza donde tradición y contemporaneidad coexisten armoniosamente.

Fiel a su espíritu democrático, la Silla Maye está pensada para habitar prácticamente cualquier entorno. Gracias a su estructura resistente (acero con recubrimiento electrostático) y a sus materiales durables, funciona tanto en interiores como en exteriores sin perder integridad. Puede lucirse en un comedor familiar o en una terraza al aire libre, e incluso encajar en espacios comerciales de alto tráfico como restaurantes, bares u hoteles . Esa versatilidad es clave: al igual que la monobloc conquistó espacios de todo tipo, esta silla tejida busca proliferar con dignidad de diseño en todos los rincones posibles.

La Silla Maye también se inserta en un diálogo global del diseño. Así como la icónica silla Acapulco de México se volvió un emblema internacional ligado a su origen , este modelo colombiano aspira a representar el ingenio local ante el mundo. No es casualidad que la reciente ola de sillas tejidas colombianas ya haya llegado a más de 15 países , validando que un mueble nacido de la tradición artesanal puede hablar un lenguaje universal. En la Silla Maye convergen la funcionalidad universal de una silla para todos con el carácter único de un objeto con alma colombiana.

Fuentes

[1] https://bacanika.com/articulo/la-silla-rimax-y-sus-hermanas-en-el-mundo#:~:text=En%20un%20art%C3%ADculo%20publicado%20por,asentado%20con%20tal%20naturalidad%20que

[2] https://bacanika.com/articulo/la-silla-rimax-y-sus-hermanas-en-el-mundo#:~:text=m%C3%A1s%20perfectamente%20dise%C3%B1ado%20del%20mundo%E2%80%9D,asentado%20con%20tal%20naturalidad%20que

 

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