La Banca Mamatoco



La Banca Mamatoco

Procesos poco ortodoxos. No tengo claro si son o no lo son, pero así son nuestros procesos de diseño—lejos del ideal de prototipos en cartón y del sueño de medidas fríamente calculadas. Aquí diseñamos a punta de observación, de ensayo e intuición. 

Hacemos planos, pero sin medidas, dibujos poco técnicos del look con una perspectiva de leve picada y a cuatro metros de distancia.

Medimos en dedos, en más o menos y la mitad: —“Pueden ser casi dos centímetros o así, pero al revés”. Son algunas de nuestras medidas de referencia. Conversamos y hacemos trabajo en equipo, es un diseño cualitativo más que cuantitativo, de apreciación y muy visual.

La Banca Mamatoco fue especialmente fácil. 

¡Eureka! ¿Por qué no lo habíamos hecho antes? 

Tomamos una silla Mamatoco y la cortamos por la mitad, unimos las dos partes con un tubo de mayor diámetro que encajó perfecto en cada uno de los lados. Se extendió el travesaño aumentando el largo de la silla de 75 a 130 centímetros. Soldamos, pulimos y quedó lista pa’ pintura. 

Después del curado y la pintura en polvo que no tiene tanto misterio, pasamos al tejido. Aquí nos empezamos a encontrar con algunas sorpresas. La tensión del tejido dobló los travesaños de la banca, haciendo una silla chistosa que quedó completamente funcional con un doblez que parecía a propósito.

Este tipo de sorpresas son recurrentes. Tratamos de colocar los soportes necesarios para no consumir más material del esencial. El punto de quiebre es sutil; un soporte, un milímetro en el diámetro o cualquier variación en el calibre puede significar el éxito o el fracaso de un tejido. Incluso la tensión con la que cada tejedor trabaja la silla no es exacta y hemos tenido casos de sillas que se doblan a causa del tejido después de años de haber estado en producción sin ninguna modificación. 

Para el segundo prototipo, replicamos la medida del primero, pero aumentamos todos los diámetros. También se añadieron soportes debajo y detrás para asiento y espaldar respectivamente. Entonces tejimos y la estructura siguió intacta. Ahora si lo habíamos logrado. 

La tensión del tejido curvó la tubería en una forma chistosa pero al mismo tiempo simétrica. Sabíamos que esto podía pasar, pero valió la pena probar. 

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